Cuando escuchas la palabra rabia quizás te venga a la mente un animal enfurecido echando espuma por la boca. Dicha condición dolorosa, potencialmente mortal y prevenible puede resultar de un encuentro con un animal infectado.

La rabia es ocasionada por un virus que afecta el sistema nervioso central (SNC), en particular el cerebro.

Los perros, gatos y conejos domésticos, así como ciertos animales salvajes como los zorrillos, los mapaches y los murciélagos, pueden transmitir el virus a los humanos a través de mordeduras y arañazos. La clave para combatir el virus es una respuesta rápida.

De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), alrededor de 59,000 personas en todo el mundo mueren de rabia cada año, y aproximadamente el 99 por ciento de ellas han sido mordidas por un perro rabioso.

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La disponibilidad de vacunas tanto para animales como para humanos ha llevado a una fuerte disminución de los casos de rabia en diferentes países.

El período entre la mordedura y la aparición de los síntomas se denomina período de incubación. Generalmente, una persona tarda de 3 semanas a 3 meses en desarrollar síntomas de rabia una vez que ha contraído la infección, indican los CDC. No obstante, los períodos de incubación también pueden variar de 1 semana a 1 año, según lo informa la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La aparición inicial de la rabia comienza con síntomas similares a los de la gripe, que incluyen fiebre, debilidad muscular y hormigueo. También puedes sentir ardor en el sitio de la mordedura o arañazo.

Si deseas saber más sobre la rabia y cómo afecta a los humanos, consulta a tu médico.

 

Fuente: Healthline