La rosácea es una enfermedad cutánea crónica que afecta principalmente al rostro y se caracteriza por enrojecimiento, inflamación y la aparición de pequeños vasos sanguíneos visibles.

Aunque puede presentarse en cualquier persona, es más común en adultos de piel clara entre los 30 y los 50 años. La rosácea es una afección persistente que puede variar en intensidad y se manifiesta en varios tipos, cada uno con síntomas específicos.

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Tipos y síntomas

Existen cuatro subtipos principales de rosácea:

  1. Rosácea eritematotelangiectásica. Se caracteriza por enrojecimiento facial persistente y vasos sanguíneos visibles. Las personas con este tipo pueden experimentar una sensación de ardor o escozor.
  2. Rosácea papulopustula. Además del enrojecimiento, se presentan pápulas y pústulas, que pueden confundirse con el acné.
  3. Rosácea fimatosa. Este tipo provoca un engrosamiento de la piel, especialmente en la nariz, lo que puede llevar a una apariencia bulbosa conocida como rinofima.
  4. Rosácea ocular. Afecta los ojos y los párpados, causando enrojecimiento, sequedad, irritación y, en casos graves, problemas de visión.

Causas y factores desencadenantes

Aunque la causa exacta de la rosácea no se conoce, se cree que es una combinación de factores genéticos y ambientales. Los desencadenantes comunes incluyen:

  • Exposición al sol. La radiación ultravioleta puede dañar la piel y empeorar los síntomas.
  • Estrés emocional. El estrés puede provocar brotes de rosácea.
  • Temperaturas extremas. El calor y el frío intensos pueden agravar la afección.
  • Alimentos y bebidas. El alcohol, los alimentos picantes, las bebidas calientes y algunos productos lácteos pueden desencadenar síntomas.
  • Ejercicio vigoroso. La actividad física intensa puede causar enrojecimiento facial.
  • Productos para la piel. Algunos cosméticos y productos de cuidado facial pueden irritar la piel.

¿Cómo proteger tu piel si tienes rosácea?

Si tienes rosácea, hay varias estrategias que puedes adoptar para proteger tu piel y minimizar los síntomas:

  1. Usa protector solar diariamente. Elige un protector solar con amplio espectro y SPF 30 o más. Los productos con ingredientes como óxido de zinc o dióxido de titanio son menos irritantes.
  2. Hidrata tu piel. Utiliza cremas hidratantes adecuadas para piel sensible para mantener la barrera cutánea saludable.
  3. Limpia tu piel suavemente. Opta por limpiadores suaves y sin fragancia. Evita el uso de productos exfoliantes agresivos que pueden irritar la piel.
  4. Identifica y evita desencadenantes. Lleva un diario de los factores que agravan tus síntomas y trata de evitarlos.
  5. Consulta a un dermatólogo. Un profesional puede recetar tratamientos tópicos o orales según la gravedad de tu rosácea. Opciones como antibióticos, terapia láser y medicamentos antiinflamatorios pueden ser efectivas.
  6. Adapta tu dieta. Observa si ciertos alimentos empeoran tu condición y trata de limitarlos.
  7. Reduce el estrés. Practica técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda para manejar el estrés.

La rosácea puede ser una condición desafiante, pero con el cuidado adecuado y un estilo de vida adaptado, es posible controlar los síntomas y mantener una piel saludable.

Si sospechas que tienes rosácea, consulta a un dermatólogo para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento personalizado. Recuerda que la protección solar y la hidratación son clave, y estar atento a los factores desencadenantes te ayudará a mantener la rosácea bajo control.

 

Fuente: Mayo Clinic