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Los problemas que pueden desarrollarse cuando te haces «piercings» o perforaciones en partes de la boca que incluyen la lengua, el interior de la mejilla, la úvula (mejor conocida como campanilla) o el labio incluyen:

  1. Dolor.
  2. Sangrado.
  3. Infección en el sitio de la perforación.
  4. Infecciones como hepatitis B, hepatitis C y VIH.
  5. Problemas del habla.
  6. Problemas para masticar y tragar.
  7. Daños en los dientes, que incluyen dientes astillados, agrietados o rotos.
  8. Daño en las encías.
  9. Cicatrices.
  10. Inflamación que puede bloquear tu garganta.

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También puedes desarrollar hipersensibilidad a los metales, lo que puede derivar en reacciones alérgicas en el lugar del piercing; así como daño en los nervios después de la perforación. En este último caso, es posible que experimentes entumecimiento de la lengua que suele ser temporal, pero que en ocasiones puede ser permanente. El nervio lesionado puede afectar tu sentido del gusto o la manera en la que mueves la boca. Asimismo, el daño a los vasos sanguíneos de la lengua puede causar una pérdida de sangre grave.

RECUERDA: Si tienes la boca perforada y usas algún tipo de joyería bucal, asegúrate de poder quitártela. La bola que se ubica en un extremo de los dispositivos en forma de barra debe poder ser atornillada y desatornillada para que las joyas sean fáciles de insertar y quitar. La joyería y accesorios para piercings bucales que se desprenden pueden ser tragados o inhalados accidentalmente, lo que a su vez puede provocar lesiones o necesitar de una extracción quirúrgica.

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health / Mouth Healthy – American Dental Association