Toser después de comer podría ser el resultado de que los alimentos vayan por «el tubo equivocado» (aspiración) o de una afección médica, como una alergia alimentaria, reflujo ácido, una infección de las vías respiratorias superiores o disfagia (dificultad para tragar).

Dependiendo de la causa, la tos puede ser ocasional o frecuente. Asimismo, puede ser seca con ronquidos o húmeda con mocos y flemas.

Una persona con alergias alimentarias tendrá tos que progresará hasta incluir síntomas peores, como dificultad para respirar, urticaria, vómitos o puede colapsar en caso de anafilaxia.

El ácido también podría irritarle la garganta y provocarle tos. Es más probable que esto suceda después de una comida. Algunas personas encuentran que ciertos alimentos desencadenan el reflujo ácido.

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Algunas personas experimentan una producción excesiva de flema después de beber leche o de comer productos lácteos como yogur o helado. Si experimentas tos excesiva después de beber leche o comer productos lácteos como yogur o helado, considera evitar dichos alimentos o cambiar a versiones sin lácteos para saber si evita tu tos.

Cabe señalar que investigadores de China han descubierto que la tos después de una comida es un predictor de la tos relacionada con el reflujo gastroesofágico.

Después de comer, el reflujo puede aumentar porque el contenido de la comida y los ácidos del estómago que ayudan a digerir los alimentos regresan a la garganta.

En ocasiones, pequeñas cantidades de comida pueden pasar por el tubo equivocado y, como resultado, la persona tose o experimenta arcadas para sacarla. Cuando esto sucede debido a disfagia (dificultad para tragar), es posible que se recomiende una dieta especial.

Con base en lo anterior, es probable que esté bien tener tos ocasional después de comer. Sin embargo, si toses regularmente después de ingerir alimentos, debes consultar a un médico a la brevedad.

 

Fuente: Very Well Health