De acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista Neurology: Genetics, un defecto en la barrera hematoencefálica podría desempeñar un papel en la enfermedad de Parkinson.

La barrera hematoencefálica actúa como un filtro para evitar la entrada de toxinas y, al mismo tiempo, permite el paso de nutrientes para fortalecer al cerebro. Esta investigación encontró que en algunas personas con Parkinson, la barrera hematoencefálica no funciona correctamente.

En dichos pacientes, la barrera atrapa las toxinas en el cerebro, evita la entrada de glucosa y otros nutrientes y permite que las células y moléculas inflamatorias del cuerpo entren y dañen el cerebro.

«Queda mucho trabajo por hacer, pero el simple hecho de saber que el sistema vascular cerebral de un paciente está desempeñando un papel importante en la progresión de la enfermedad es un descubrimiento muy prometedor», destacó Charbel Moussa, director del Programa de Neuroterapéutica Traslacional del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington, D.C. y autor principal del estudio.

Los resultados podrían pavimentar el camino hacia nuevos tratamientos para la enfermedad de Parkinson.

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«Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que muestra que barrera hematoencefálica del cuerpo ofrece un posible objetivo para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson», subrayó Moussa.

Los hallazgos provienen de un estudio avanzado del genoma del líquido cefalorraquídeo de 75 pacientes con enfermedad de Parkinson grave. Los resultados se compararon antes y después de aplicar un tratamiento no aprobado con el fármaco contra la leucemia nilotinib o con un placebo.

De esta forma, la nueva investigación ayudaría a explicar los hallazgos previos de que el fármaco nilotinib se asoció con una reducción en los problemas de movimiento y con un aumento de la calidad de vida en los pacientes con Parkinson.

«El nilotinib no solo activa el sistema de eliminación de basura del cerebro para eliminar las proteínas tóxicas malas, sino que también parece reparar la barrera hematoencefálica, permitiendo que estos desechos tóxicos salgan del cerebro y facilitando la entrada de nutrientes», explicó Moussa.

«En general, se cree que la enfermedad de Parkinson involucra déficits mitocondriales o de energía que pueden ser causados ​​por toxinas ambientales o por acumulación de proteínas tóxicas. Nunca se ha identificado como una enfermedad vascular», finalizó el experto.

 

Fuente: Health Day News