¿Sabías que las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar síntomas de estrés? Desafortunadamente, las mujeres que padecen estrés también enfrentan un mayor riesgo de experimentar depresión y ansiedad.
A decir de expertos, no se sabe con seguridad el motivo de las diferencias, pero podría relacionarse con la manera en la que el cuerpo de los hombres y las mujeres procesa las hormonas del estrés.
Estrés y embarazo
El estrés es normal durante el embarazo. Sin embargo, demasiado estrés en esta etapa puede dañar la salud de la madre y la del bebé. Además, el estrés durante el embarazo puede empeorar los malestares propios del embarazo, como problemas para dormir y dolor corporal. También puede generar problemas más graves, como:
- Depresión.
- Problemas de alimentación (no comer lo suficiente o comer demasiado).
- Hipertensión.
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Recomendaciones
- Toma respiraciones profundas. Esto te obliga a respirar más lento y ayuda a relajar tus músculos. El oxígeno adicional envía un mensaje al cerebro para calmar y relajar tu cuerpo.
- Estírate. Al estirarte podrás relajar los músculos y sentirte menos tensa.
- Escribe tus pensamientos. Lleva un diario y anota las cosas por las que estás agradecida para ayudarte a controlar el estrés.
- Tómate un tiempo para ti misma. Podría ser escuchar música, leer un buen libro o ir al cine.
- Medita. Estudios demuestran que la meditación, un tiempo establecido de tranquilidad para centrar tu mente en un pensamiento positivo o neutral, puede ayudar a disminuir el estrés.
- Duerme lo suficiente. La mayoría de los adultos necesita entre 7 y 9 horas de sueño por noche para sentirse descansados.
- Come sano. La cafeína o los alimentos ricos en azúcar te dan sacudidas de energía que desaparecen rápidamente. En su lugar, come alimentos con vitaminas B.
- Ponte en movimiento. La actividad física puede relajar tus músculos y mejorar tu humor. También puede ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad.
No olvides buscar ayuda profesional si la necesitas. Un especialista puede recetarte medicamentos si es necesario. También puedes encontrar un terapeuta o un consejero para aprender nuevas habilidades emocionales.