,

Es normal olvidarse por completo del ejercicio cuando nos sentimos mal anímicamente. Sin embargo, es un hecho que la actividad física puede hacer una gran diferencia. A decir de especialistas de Mayo Clinic, el ejercicio brinda beneficios psicológicos, mejorando el estado de ánimo y reduciendo la ansiedad.

Si bien el vínculo entre la depresión, la ansiedad y el ejercicio no está del todo claro, ejercitarse y realizar actividad física puede mejorar los síntomas e impedir que reaparezcan con el tiempo.

Conoce más: Actividad física, ¿más efectiva para tratar la depresión y la ansiedad?

Beneficios

  1. Ayuda a liberar endorfinas, sustancias químicas cerebrales que pueden mejorar tu sensación de bienestar.
  2. Quita de tu mente las preocupaciones para que puedas alejarte del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la depresión y la ansiedad.
  3. Aumenta tu confianza. Alcanzar las metas del ejercicio, incluso las más pequeñas, puede promover la confianza en ti mismo. Ponerte en forma también puede hacer que te sientas mejor con tu aspecto.
  4. Mejora tu interacción social. El ejercicio y la actividad física pueden darte la oportunidad de conocer a otras personas y socializar con ellas. 
  5. Enseña a enfrentar los problemas de manera saludable. Hacer algo positivo para controlar la ansiedad o la depresión es una estrategia sana de afrontamiento. 

Si te sientes desanimado, recuerda que no tienes que hacer todo el ejercicio o actividad física de una sola vez. Expande la forma en que piensas acerca del ejercicio y encuentra la manera de agregar pequeñas cantidades de actividad física durante el día. 

Expertos aseguran que hacer ejercicio durante 30 minutos o más al día —de tres a cinco días a la semana— puede mejorar significativamente los síntomas de depresión o ansiedad. Pero las pequeñas cantidades de actividad física, de tan solo 10 a 15 minutos a la vez, pueden marcar la diferencia. 

Toma en cuenta que los beneficios para la salud mental del ejercicio y la actividad física pueden durar solamente si mantienes el hábito a largo plazo. Elige actividades que realmente disfrutes.

Si tienes dudas, habla con el profesional de la salud mental que te atiende. De igual forma, acércate a tu médico para que juntos elijan un programa de ejercicios o una rutina de actividad física que se adapte a tu plan de tratamiento general.

 

Fuente: Mayo Clinic