El sueño es fundamental para mantener una buena salud física y mental. Sin embargo, la cantidad de horas que necesitamos dormir varía según la edad, el estilo de vida y la salud general de cada persona. Las recomendaciones generales de sueño son proporcionadas por organismos como la National Sleep Foundation, que ofrece directrices basadas en la edad.

Para los adultos, lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas cada noche. Durante este período, el cuerpo se recupera, se regula el metabolismo, y el cerebro procesa la información del día. Si no se duerme lo suficiente, la falta de sueño puede afectar negativamente el sistema inmunológico, el estado de ánimo, y la concentración.

También puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Niños y adolescentes

  • En el caso de los adolescentes, entre los 14 y los 17 años, se recomienda un mínimo de 8 horas, pero lo ideal sería entre 8 y 10 horas de sueño por noche.
  • Los niños en edad escolar (6 a 13 años) deben dormir entre 9 y 11 horas, mientras que los niños más pequeños, como los de 3 a 5 años, requieren entre 10 y 13 horas de descanso.

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El sueño no sólo se mide en cantidad, sino también en calidad. Dormir un número adecuado de horas es solo una parte del proceso. Es importante tener un sueño reparador, lo cual implica que el ciclo de sueño debe pasar por las diferentes fases, incluyendo el sueño profundo y el REM (Rapid Eye Movement), esenciales para la restauración física y cognitiva.

La falta crónica de sueño puede tener efectos adversos serios. A corto plazo, puede provocar somnolencia, falta de concentración, irritabilidad y una mayor propensión a accidentes. A largo plazo, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión, así como enfermedades físicas.

Además de dormir las horas recomendadas, es crucial mantener una buena higiene del sueño. Esto incluye tener un ambiente adecuado para descansar, evitar el uso excesivo de pantallas electrónicas antes de dormir, y seguir una rutina regular de sueño.

 

Fuente: National Sleep Foundation