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El estrés no sólo afecta tu estado mental, también tiene un impacto significativo en la salud intestinal. Este vínculo, conocido como el eje intestino-cerebro, demuestra cómo las emociones y los pensamientos pueden influir en el funcionamiento del tracto digestivo y en la microbiota intestinal.

Efectos de la salud mental en el sistema digestivo

  1. Alteración de la motilidad intestinal. El estrés puede acelerar o ralentizar los movimientos del intestino, provocando problemas como diarrea, estreñimiento o síndrome del intestino irritable (SII). Esto ocurre porque el sistema nervioso autónomo responde al estrés alterando el flujo sanguíneo y la actividad muscular del tracto digestivo.
  2. Inflamación intestinal. El estrés crónico puede aumentar los niveles de cortisol, una hormona que, en exceso, contribuye a la inflamación intestinal. Esta inflamación puede dañar la mucosa intestinal, debilitando la barrera protectora y permitiendo el paso de bacterias y toxinas al torrente sanguíneo, un fenómeno conocido como permeabilidad intestinal.
  3. Desequilibrio en la microbiota. El estrés afecta la composición y diversidad de la microbiota intestinal, reduciendo las bacterias beneficiosas como los lactobacilos y bifidobacterias, mientras fomenta el crecimiento de microorganismos nocivos. Este desequilibrio puede contribuir a problemas digestivos y afectar el sistema inmunológico, ya que el 70% de las defensas del cuerpo residen en el intestino.
  4. Sensibilidad aumentada. El estrés puede amplificar la percepción del dolor en el tracto gastrointestinal, haciendo que incluso molestias menores se sientan intensas. Esto es común en personas con SII o dispepsia funcional.

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¿Cómo cuidar tu intestino frente al estrés?

  1. Dieta equilibrada: Opta por alimentos ricos en fibra, prebióticos y probióticos, como frutas, verduras, yogur y kéfir, para mantener una microbiota saludable.
  2. Técnicas de relajación: La meditación, el yoga y la respiración profunda ayudan a reducir los niveles de cortisol y mejorar la conexión intestino-cerebro.
  3. Ejercicio regular: La actividad física moderada mejora la motilidad intestinal y reduce el estrés.
  4. Dormir bien: Un sueño adecuado regula tanto el sistema nervioso como la microbiota intestinal.

Así que ya lo sabes, el estrés puede alterar profundamente la salud intestinal, pero adoptar hábitos saludables puede proteger tu sistema digestivo y mejorar tu bienestar general. Recuerda que cuidar de tu mente es también cuidar de tu intestino.

 

Fuente: National Center for Biotechnology Information