El delirio es un estado mental en el que una persona se siente confundida, desorientada y no puede pensar o recordar con claridad. Por lo general, comienza de repente, y suele ser temporal y tratable, así lo indica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Existen tres tipos de delirio:
- Hipoactivo, donde la persona no está activa y parece somnolienta, cansada o deprimida.
- Hiperactivo, donde la persona está inquieta o agitada.
- Mixto, donde la persona cambia de ida y vuelta entre hipoactivo e hiperactivo.
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Causas
Hay muchas causas distintas que pueden ocasionar delirio. Algunas de las más comunes incluyen las siguientes:
- Alcohol o sustancias adictivas, ya sea por intoxicación o abstinencia. Esto incluye un tipo grave de síndrome de abstinencia de alcohol llamado delirium tremens. Por lo general, les ocurre a las personas que dejan de beber después de años de abusar del alcohol.
- Deshidratación y desequilibrios electrolíticos.
- Demencia.
- Hospitalización, especialmente en cuidados intensivos.
- Infecciones, como infecciones del tracto urinario, neumonía y gripe.
- Medicamentos. Esto podría ser un efecto secundario de un medicamento, como sedantes u opioides. O podría ser abstinencia después de suspender un medicamento.
- Trastornos del metabolismo.
- Insuficiencia orgánica, como insuficiencia renal o hepática.
- Envenenamiento.
- Enfermedades graves.
- Dolor severo.
- Privación del sueño.
- Cirugías, incluyendo las reacciones a la anestesia.
¿Quiénes están en mayor riesgo?
Existen factores que aumentan el riesgo de desarrollar delirio, como por ejemplo:
- Estar en un hospital o residencia para adultos mayores
- Demencia
- Tener una enfermedad grave o más de una enfermedad
- Tener una infección
- Ser de la tercera edad
- Cirugía
- Tomar medicamentos que afectan la mente o el comportamiento
- Tomar dosis altas de analgésicos, particularmente de opioides