Una conmoción cerebral es una lesión cerebral funcional de corta duración que suele ser causada por un golpe o impacto en la cabeza. Esta desencadena un proceso químico en el cerebro mientras intenta curarse a sí mismo. Durante dicho proceso, y dependiendo de qué parte del cerebro se vio afectada, puede alterar diferentes funciones como el equilibrio, la memoria, la concentración o incluso causar alteraciones visuales.

Los signos y síntomas de una conmoción cerebral pueden aparecer de inmediato, después de horas o incluso días después de la lesión inicial en la cabeza. Además, pueden cambiar con el tiempo, dependiendo del nivel de actividad y de otras lesiones potencialmente asociadas, lo que los hace difíciles de reconocer y manejar.

Cualquier persona que tenga alguno de los siguientes signos y síntomas después de un golpe en la cabeza o el cuerpo puede tener una conmoción cerebral, y debe ser evaluado por un proveedor de atención médica:

  • Signos: apariencia aturdida o aturdimiento; cambios de personalidad o de comportamiento; confusión; pérdida del conocimiento, incluso breve; torpeza; olvido; parecer «fuera de lugar»; olvidar acontecimientos previos o posteriores al golpe; respuesta lenta a las preguntas o hacer preguntas repetidamente.
  • Síntomas: dolor de cabeza; náuseas; problemas de equilibrio; visión doble, borrosa o alterada; sensibilidad a la luz y/o al ruido; fatiga/somnolencia excesiva; dificultad para comprender, concentrarse y/o prestar atención; irritabilidad, nerviosismo; sentirse cada vez más emocional o triste; sentirse simplemente mal o «en la niebla»; cambios en los patrones de sueño.

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Los síntomas más graves pueden aparecer durante las primeras 24 a 48 horas después de una lesión en la cabeza, por lo que cualquier persona sospechosa de sufrir una conmoción cerebral debe ser monitoreada para detectar si empeoran los síntomas.

Busca atención médica inmediata si aparecen los siguientes signos después de una lesión en la cabeza: náuseas o vómitos intensos; pupilas agrandadas o de tamaño desigual; comportamiento inusual o extraño; incapacidad para reconocer personas o lugares; convulsiones; mareos intensos o sensación de aturdimiento; dolor de cabeza que empeora progresivamente; visión doble o borrosa; entumecimiento o debilidad en los brazos o piernas, torpeza; somnolencia excesiva o desmayos; dificultad para hablar; dificultad para despertarse del sueño.

 

Fuente: Health Day