Si la inquietud de otras personas te molesta o irrita demasiado, tal vez padezcas una afección llamada misocinesia, que significa «odio a los movimientos», así lo revelaron investigadores canadienses.
Para llegar a esta conclusión, los expertos realizaron experimentos con más de 4,100 personas y descubrieron que alrededor de un tercio padece dicho trastorno mental.
Por lo general, las personas con misocinesia «experimentan reacciones como ira, ansiedad o frustración» al ver a otros inquietos, señaló Todd Handy, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Universidad de Columbia Británica (UBC).
Algunos incluso «reportan dificultad y menor disfrute en situaciones sociales, entornos laborales y de aprendizaje», agregó. En algunos casos, las personas podrían «incluso realizar menos actividades sociales debido a la afección», subrayó Handy.
Los efectos del trastorno parecen aumentar con la edad, añadió el experto.
Conoce más: Fobias, trastorno mental más común en México
«Este estudio es el primero de su tipo sobre la misocinesia. Sorprendentemente, ha faltado investigación científica sobre el tema», comentó el doctor Sumeet Jaswal, estudiante del departamento de psicología de la UBC y autor principal del estudio.
Las neuronas espejo pueden desempeñar un papel en la misocinesia. Estas células cerebrales se activan cuando una persona se mueve, pero también pueden activarse cuando una persona ve a otras moverse.
«Estas neuronas nos ayudan a comprender a otras personas y la intención detrás de sus movimientos. Están vinculadas a la empatía. Por ejemplo, cuando ves a alguien lastimado, también puedes hacer una mueca de dolor, ya que su dolor se refleja en tu propio cerebro y eso hace que experimentes sus emociones y te identifiques con ellas», explicó Jaswal.
«Una razón por la que las personas se inquietan es porque están ansiosas o nerviosas, por lo que cuando las personas que sufren de misocinesia ven eso, pueden reflejarlo y sentirse ansiosas o nerviosas también», indicó.
Este aspecto y los posibles componentes genéticos de la misocinesia son los siguientes objetivos para la investigación futura de los autores de este estudio.
«Aquellos que sufren de misocinesia, deben saber que no están solos. Su desafío es común y es real. Como sociedad, debemos reconocer que muchos de ustedes sufren en silencio este desafío visual que puede afectar negativamente su capacidad para trabajar, aprender en la escuela y disfrutar de las situaciones sociales. Es un desafío ampliamente compartido del que nadie ha hablado nunca. Al iniciar esta discusión, hay motivos para esperar una mejor comprensión y mejores resultados», finalizó Handy.
Fuente: Health Day News