El glaucoma neovascular (GNV) se presenta cuando los vasos sanguíneos crecen sobre el iris y la cámara anterior del ojo. Esto evita que el líquido se drene, aumentando la presión en el ojo y afectando potencialmente la visión.

Dichos vasos también pueden sangrar, lo que puede provocar un aumento significativo de la presión. Esto puede derivar en daños irreversibles en el nervio óptico.

El GNV es una afección grave que puede ocasionar ceguera si una persona no recibe el tratamiento adecuado. Se vincula a condiciones como la retinopatía diabética, la oclusión de la vena central de la retina o la enfermedad de la arteria carótida.

El GNV no pone en peligro la vida, pero puede causar pérdida permanente de la visión. Los médicos lo asocian con una mala perspectiva de la visión de una persona.

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Con la detección temprana y el tratamiento correcto, el pronóstico para las personas con GNV son mejores.

Cabe mencionar que el GNV es un tipo de glaucoma secundario, lo que significa que se desarrolla porque una persona padece otra afección de salud subyacente, como retinopatía diabética, síndrome isquémico ocular u oclusión isquémica de la vena central de la retina.

Tales condiciones pueden bloquear o dañar los vasos sanguíneos del ojo, lo que significa que la retina no recibe suficiente oxígeno. Como resultado, la retina intenta solucionar el problema liberando una sustancia química conocida como factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF).

Dicho químico promueve el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos, trayendo más oxígeno a la retina. Pero estos nuevos vasos sanguíneos también pueden bloquear el drenaje y la fuga de líquido ocular.

Las causas menos comunes del GNV incluyen las siguientes:

  • Exposición a la radiación
  • Tumores
  • Uveítis

 

Fuente: Medical News Today