Entre las más de 100 cepas de SARS-CoV-2, surge ahora, una nueva sub-variante que reemplaza el predominio de OMICRON en el mundo. Se le conoce como ARCTURUS (nombre de la mayor estrella en el firmamento). Estas sub-variantes virales surgen por el reacomodo continuo de las más de 30,000 proteínas de los coronavirus, creando mutaciones con cambio continuo de síntomas y signos. Entran al cuerpo a través de receptores de unión denominados ACE (por las siglas en inglés de convertidores enzimáticos de angiotensina), que se encuentran en nariz, pulmones y vías respiratorias superiores. Sin embargo, el reacomodo continuo de sus proteínas ahora predispone la adherencia del virus a receptores ACE encontrados también, en la conjuntiva y en otras partes del ojo. Por ello, nuevos signos y síntomas incluyen inflamación vascular y conjuntivitis, con mayor concentración del virus en ojos de personas infectadas.
La conjuntivitis por COVID afecta a cerca del 3% de pacientes (la mayoría niños), con liberación del virus a través de lágrimas.
Por ello, la transmisión de persona a persona no sólo debe prevenir riesgos por infección respiratoria y por contacto directo con membranas mucosas de nariz y boca. Ahora se requiere, prevenir contacto con superficies y secreciones oculares.
Los pacientes con las nuevas mutaciones de COVID-19 pueden presentar:
- Lagrimeo
- sensación de cuerpo extraño
- ojos rojos
- pueden ser asintomáticos.
Factores que predisponen al riesgo de complicaciones sistémicas graves incluyen: la vejez; el vivir en un área congestionada; las enfermedades pulmonares crónicas; los estados inmunocomprometidos; la diabetes; la obesidad, las enfermedades renales y hepáticas crónicas.
Como cualquier otra conjuntivitis viral, es auto-limitada y puede tratarse con lubricantes y compresas frías. En caso de persistir los síntomas, contactar a su oftalmólogo.