La negación representa el principal obstáculo para adoptar un estilo de vida saludable y desechar los malos hábitos. No aceptar algunos errores o deficiencias en la manera que educamos a nuestros hijos, puede llevar a que éstas causen un daño en su salud.
Así lo indica un estudio realizado por la Universidad Yale, el cual sugiere que algunos padres consideran el peso de sus hijos mucho menor de lo que realmente es.
De acuerdo a esta premisa, la evaluación de los padres acerca del peso de sus hijos es poco precisa, en comparación con la apreciación del peso propio. Esta percepción errónea tiene importantes implicaciones para la prevención y el tratamiento de la obesidad infantil.
Para llegar a esta conclusión, Janet A. Lydecker y Carlos Grilo M. encuestaron a 1,007 padres de niños entre los cinco y 15 años de edad. Durante la investigación, se pidió a los padres dar opiniones sobre su propio peso y alimentación, así como de sus hijos.
El 49% de los encuestados respondió correctamente el peso de sus hijos, mientras que el 45.2% lo subestimó. Sobre sí mismos, el 62.8% etiquetó correctamente su peso y el 30.1% lo disminuyó.
Asimismo, el estudio reveló que el peso de los niños percibido se relaciona con trastornos de la alimentación, preocupaciones por la imagen corporal y las prácticas familiares de nutrición.
Para los investigadores, los padres tienen una influencia considerable en la salud de sus hijos, lo que los convierte en agentes de cambio significativos en la prevención y tratamiento de problemas alimenticios; mismos que podrían generar en un futuro padecimientos crónicos.
Vía: Universidad de Yale