Los niños y bebés no están exentos de sufrir alguna enfermedad renal, por ello es importante conocer las que más afectan a este sector poblacional para identificar síntomas y brindar una atención médica a tiempo.
La hidronefrosis ocurre cuando la orina se acumula en los riñones y no se drena de forma correcta a la vejiga, lo que produce inflamación en los riñones y afectaciones severas en su correcto funcionamiento. Este padecimiento es muy común en menores de edad del sexo masculino y puede deberse a defectos congénitos, cálculos renales, coágulos sanguíneos, tumores o lesiones en el tracto urinario. Sus principales síntomas son dolor en la espalda, cintura, parte baja del abdomen, o la ingle, infecciones renales o urinarias, incontinencia urinaria, fiebre, náusea y vómito.
El tumor de Wilm es un tipo de cáncer de riñón que afecta principalmente a niños de entre tres y cuatro años de edad, afectando, generalmente, a uno de los riñones. Se desarrolla desde el feto, cuando algunas de las células de los riñones no crecen y permanecen como células fetales, lo que forma una masa grande de ese tejido dando paso al tumor de Wilm que presenta como principales síntomas el dolor estomacal, fiebre, sangre en la orina, hipertensión, pérdida del apetito, náusea, vómito y estreñimiento.
La glomerulonefritis afecta a los glomérulos, que son diminutas estructuras dentro del riñón que filtran y limpian la sangre al capturar sustancias innecesarias o tóxicas para desecharlas del organismo. Esta enfermedad, que tiene como señales de alarma la aparición de sangre y espuma en la orina e inflamación por la mañana del rostro, pies, manos y abdomen, es causada por herencia, lupus, diabetes tipo 1 y 2, hipertensión, VIH, hepatitis B y C e infecciones en las válvulas del corazón o endocarditis.
La siguiente enfermedad es la nefritis intersticial aguda, la cual vuelve a los riñones incapaces de filtrar adecuadamente los desechos y líquidos de la sangre. En los niños es causada principalmente por infecciones como las paperas, estreptococo y VIH, medicamentos, y afecciones al sistema inmunológico como el lupus.
Los indicios principales por los cuales podemos saber si un pequeño tiene este tipo de nefritis son fiebre, salpullido, dolor en las articulaciones, debilidad, pérdida del apetito, sangre en la orina, entre otros.
Por último, los cálculos renales, material cristalizado en los riñones u otras partes del tracto urinario, se pueden presentar también en los niños. Estos cristales están formados comúnmente por calcio, oxalato y fosfato.
Las causas por las que se pueden formar estos cálculos son exceso de oxalato, calcio o ácido úrico en la orina, bacterias pequeñas que ayudan a formar los cálculos, anomalías hereditarias que provocan un incorrecto manejo de la cistina en los riñones, por mencionar algunas.
Los cálculos renales presentan diversos síntomas como dolor repentino e intenso en un costado del cuerpo o en la región media o baja de la espalda, dolor abdominal o en la ingle, náuseas, vómito, sangre en la orina e infecciones recurrente en el tracto urinario. También algunos factores de riesgo que aumentan la posibilidad de que los niños y niñas sufran de cálculos son no tomar suficientes líquidos, comer alimentos con mucha sal, tener familiares o padres con cálculos o gota, sobrepeso y poca actividad física.
Si tu hija o hijo presenta algunos de estas señales de alarma, es necesario que acudas de forma inmediata con tu médico pediatra.
Vía: Health Library