Hoy que se cumplen 450 años del nacimiento del dramaturgo William Shakespeare, les queremos hablar de una terapia centrada en el teatro, específicamente el que escribió el autor inglés. Esta terapia podría ayudar a los niños con autismo a desarrollar algunas habilidades sociales. Al menos esos son los resultados que arroja un programa piloto que se realizó en Nisonger Center de la Ohio State University.
Este programa, que inicialmente se llamó “Hunter Heartbeat Method”, se empezó a desarrollar hace unos años en Londres por Kelly Hunter, una actriz de la Royal Shakespeare Company. La observación detenida, los juegos de rol y los turnos, son algunos de los elementos básicos en él, como lo son también en cualquier enseñanza de habilidades sociales.
Hunter empezó a trabajar de la mano con los investigadores del centro médico para determinar si existe ciencia atrás de este arte y juntos realizaron el programa piloto con 14 niños con autismo.
Los investigadores informaron de una mejora significativa en la comunicación, las relaciones sociales y las habilidades del lenguaje. De igual manera, se notaron progresos dramáticos en la expresión, en el reconocimiento de emociones y el contacto visual.
Y es que, a decir de Hunter, el ritmo de la métrica que empleaba Shakespeare (pentámetro yámbico) crea el sonido del latido del corazón, lo que ayuda a que los niños se sientan seguros. Además, las expresiones faciales y las voces exageradas, clásicas de este tipo de obras son ideales para facilitar la comunicación.
El psicólogo clínico Marc Tassé encabeza el estudio que evalúa la eficacia de esta terapia basada en el dramaturgo inglés.
“Es bastante asombroso ver cómo una obra de Shakespeare puede transformarse en una intervención terapéutica que estimula a los estudiantes a comunicarse, señaló Tassé, también director del Nisonger Center.
En la actualidad, el programa se está ampliado para trabajar con 20 estudiantes durante 42 semanas.
Vía: Autism Speaks