El concepto es simple pero elegante: utilizar las lecturas de fiebre de los termómetros para crear una base de datos que pueda mostrar a los funcionarios de salud pública si el distanciamiento social está frenando la propagación del COVID-19.

Una compañía de tecnología médica de San Francisco ya está realizando esto, y las últimas noticias son alentadoras: la cantidad de lecturas de fiebre ha disminuido gracias a que las personas se han quedado en casa y distanciados unas de otras.

Hasta 250 millones de personas en 29 estados de Estados Unidos actualmente se encuentran bajo alguna tipo de medidas de distanciamiento social, reportó el New York Times.

Para ver si esas medidas estaban haciendo alguna diferencia, Kinsa Health utilizó datos de 1 millón de termómetros conectados a Internet para crear un mapa nacional de los niveles de fiebre el día 22 de marzo. En tan solo un día, la compañía detectó una tendencia a la baja en las fiebres. Poco después de eso, los datos de los funcionarios de salud en los estados de Washington y de Nueva York comenzaron a mostrar la misma trayectoria, indicó el Times.

¿Como funciona?

Los termómetros cargan lecturas de temperatura individuales a una base de datos. Cualquier síntoma también se puede ingresar en una aplicación de teléfono celular después de tomarle la temperatura a la persona. La aplicación ofrece consejos básicos sobre si se debe buscar atención médica, señaló el periódico.

Para detectar posibles casos de COVID-19, Kinsa modificó recientemente su software para detectar picos de «fiebre atípica» que no se correlacionan con la gripe y que probablemente se deban a una infección por COVID-19, mencionó el Times.

El miércoles pasado, el mapa en vivo de la compañía mostró fiebres constantes o cayendo casi universalmente en todo el país, con dos excepciones notables.

Una estaba en una amplia franja de Nuevo México, donde el gobernador acababa de emitir órdenes de quedarse en casa debido a un aumento en los casos.

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La segunda fue en un anillo de parroquias que rodean a Nueva Orleans. Se presume que esto lo causó una explosión de infecciones en Nueva Orleans, que los funcionarios estatales atribuyeron a las multitudes de Mardi Gras, informó el Times.

Sin embargo, desde el viernes pasado, las fiebres en todos los condados del país mostraron una tendencia a la baja, representada en cuatro tonos de azul en el mapa, según el Times.

«Estoy muy impresionado por esto», destacó el doctor William Schaffner, experto en medicina preventiva de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee. «Parece una forma de demostrar que el distanciamiento social funciona».

«Muestra que tomar las medidas más restrictivas permiten hacer una diferencia real», comentó al Times.

En la ciudad de Nueva York, los informes de fiebres se incrementaron de forma constante a principios de marzo, pese a la declaración de emergencia y a la orden de restringir las reuniones públicas a menos de 500 personas.

El punto de inflexión surgió el 16 de marzo, cuando se cerraron las escuelas. Los bares y restaurantes se cerraron al día siguiente, y la orden de quedarse en casa entró en vigencia el 20 de marzo. Solo tres días después, las nuevas fiebres en Manhattan ya estaban por debajo de sus niveles del 1 de marzo, reveló la compañía.

El viernes pasado, los propios datos del estado de Nueva York, basados ​​en tasas de hospitalización, mostraron la misma tendencia.

Tras mostrar los datos de Kinsa, el doctor Howard Zucker, Comisionado de Salud de Nueva York, lo calificó como «un gran ejemplo de tecnología capaz de mostrar lo que creemos que estamos experimentando, y es coherente con nuestros datos».

Inder Singh, fundador de Kinsa, resaltó: «La gente necesita saber que sus sacrificios están ayudando».

 

Vía: Health Day News