El VIH no sobrevive bien fuera del cuerpo, y no puede transmitirse de una persona a otra de ninguna de las siguientes maneras:

1. Contacto casual

En estudios de cientos de hogares en los que las familias han vivido con personas que tienen SIDA y las han cuidado, incluidas situaciones en las que nadie sabía que la persona estaba infectada con el VIH, el virus solo se contagió cuando hubo contacto sexual o se compartieron agujas con la persona infectada, o cuando hubo contacto con la sangre de la persona infectada.

El VIH no se transmite en entornos donde las exposiciones se repiten y prolongan y pueden implicar el contacto con los fluidos corporales de una persona infectada, por lo que es todavía menos probable que se transmita en otros entornos sociales informales, como escuelas y oficinas.

2. Saliva, sudor, lágrimas, orina o heces

El VIH no puede transmitirse compartiendo vasos o besándose casualmente. El riesgo de propagar el virus a través de besos «profundos» en los que se intercambian grandes cantidades de saliva es extremadamente bajo. Solo se ha reportado un caso no probado.

Nunca se han informado casos de propagación del VIH después de que una persona estuviera en contacto con el sudor, las lágrimas, la orina o las heces de una persona infectada con VIH.

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3. Vacunas

El VIH no se transmite a través de vacunas elaboradas a partir de hemoderivados, como la vacuna contra la hepatitis B y varias inmunoglobulinas aprobadas para su uso en algunos países.

Actualmente, la vacuna contra la hepatitis B no contiene tejido ni sangre humana.

Los otros productos están hechos de sangre o plasma analizados y se someten a una purificación que destruye cualquier virus o bacteria dañina.

4. Insectos

Los insectos no propagan el VIH. Estos no se infectan y su saliva no contiene el virus. Los insectos chupadores de sangre, como los mosquitos, no inyectan sangre a la siguiente persona a la que pican.

5. Contacto con objetos comunes

El VIH no se transmite al tocar objetos comunes, como asientos de inodoros o manijas de grifos.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health